martes, 15 de febrero de 2011

Ironías de la vida.

Dolors Bramon, profesora y escritora

"Hay mujeres musulmanas mucho más libres que otras que se creen occidentales, demócratas y católicas"

Dolors Bramon, profesora de la sección de Estudios Árabes de la Universidad de Barcelona, presentó su libro 'Ser mujer y musulmana' y la película del mismo nombre, dentro del programa 'Árabes e Islam: Derechos humanos y vida cotidiana', organizado por IPES Elkartea



No es lo mismo ser mujer y musulmana en un país árabe, que serlo en un país occidental, ¿qué matices tiene?

Es interesante la pregunta, lo vamos a ejemplificar, por ejemplo, con el tema del velo. Ser mujer musulmana en según qué países árabes implica la obligación de llevar velo, es más, en algunos, se obliga a llevarlo a las no musulmanas. En los países occidentales, sin embargo, el llevarlo o no queda a su elección. Pero aun así, a las que viven en nuestros países y lo utilizan, vale la pena hacerlas reflexionar. Yo no niego que tengan todo el derecho del mundo a llevar velo si quieren, lo mismo que yo decido de qué color es mi camisa cada día, pero sería conveniente que se dieran cuenta de que tienen una responsabilidad. El hecho de usar el velo en un lugar donde no es necesario, no ayuda a quienes están en países donde no pueden negarse.

¿Qué supuso la aparición del Corán para la forma de vida de las mujeres musulmanas?

El Corán fue un libro revolucionario sobre todo si atendemos al estatus de la mujer. La diferencia entre la generación anterior al Corán y la posterior fue enorme. Lo que pasa es que una cosa es lo que dice el Corán y otra lo que se interpreta, pero en realidad es un libro progresista. La mujer en el Corán tiene alma, que a lo mejor parece algo insustancial, pero allí se considera que la tiene desde el siglo VII, mientras que la escolástica del siglo XIII todavía discutía si la mujer tenía alma o no. Y estamos hablando de Alberto Magno o Santo Tomás de Aquino, es decir, de pensadores importantes. El hecho de reconocer que tienen alma, suponía que tenían y tienen derecho a la vida, que puede parecernos algo lógico, pero es que antes de el Corán no la tenían. Y la prueba es que con el islam se prohíbe matar a las niñas recién nacidas, algo que anteriormente era costumbre si ese año había sido más productivo en féminas. En cuanto a mejoras sociales, las hubo y muy importantes. Por ejemplo, para que un matrimonio islámico sea válido, la mujer tiene que recibir una dote. Antes del islam, era la familia de la mujer quien se quedaba con la dote. Sin embargo, el Corán dice claramente que la mujer es dueña absoluta de esta dote y que si quiere regalar parte o toda a su marido, ha de ser por su propia voluntad. Esto lo que favorece es que en el caso de que las cosas vayan mal, ella tenga algo en lo que apoyarse, cosa que ya quisiera más de una divorciada del mundo occidental. Estamos en este caso peor que ellos, porque de hecho, el matrimonio islámico admite divorcio, y el cristiano no. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a juzgar lo cristiano como lo que vemos por la calle, y no, por la calle vemos laicismo. En cuanto a las herencias, a partir del Corán ellas tienen derecho a heredar. Antes de él, no sólo no tenían esa posibilidad, sino que ellas mismas se convertían en objeto de herencia.

La percepción que los occidentales tienen de las mujeres musulmanas, ¿es real?

La percepción es mala y engañosa, pero no sólo en lo relativo a las mujeres, sino en todo lo que respecta al islam. Los no musulmanes tenemos la tendencia a creer que el islam es un todo, y eso es falso. Hay muchas formas de islam, lo mismo que hay muchos cristianismos, hinduismos y demás religiones. Es más, hay mujeres musulmanas muchísimo más libres que mujeres que se creen occidentales, demócratas y católicas. Tenemos, en general, una visión exagerada y tergiversada de algo que en realidad desconocemos. Lo que desconocemos nos suele dar miedo, es lo que se llama ignorancia y miedo al otro. Pero la realidad es que ni todos ellos son malos ni todos nosotros somos buenos.

El uso del velo es uno de los temas que más polémica genera, ¿cree que la gente entiende el verdadero sentido de éste?

No. Y lo digo partiendo de la opinión de las mujeres musulmanas más conocidas en el mundo por su pensamiento como la nobel Shirin Ebadi o la activista y ex ministra egipcia Nawal El Saadawi. Todas están de acuerdo al afirmar que lo que hay que extirpar es el velo de las mentes, porque del cuerpo, es algo accesorio. En occidente no es, desde mi punto una cuestión de opresión, al menos en términos generales, sino más bien está ligado a una forma de reafirmación por parte de las musulmanas que dicen: "¿Me prohíben hacerlo? Pues lo hago". Evidentemente hay que diferenciar, no es lo mismo un velo que un burka, por ejemplo, porque el burka es antipersona y tiene otras connotaciones.

Otro de los temas más polémicos es la ablación, ¿proviene esto de las costumbres o de la fe?

Primero, antes que nada hay que aclarar una cosa, vamos a hablar de mutilación genital, no de ablación, porque cuando se habla de la ablación parece más suave. Y no. Una mutilación es algo muy grave. Mutilar es cortar algo de un cuerpo sin que haya necesidad sanitaria. Esto, por ejemplo, es una de las cosas que no tienen nada que ver con el Corán, como tampoco habla de la circuncisión de los hombres. Algunas mujeres musulmanas se ven sometidas a la mutilación, y eso, en realidad, se debe a tradiciones anteriores al islam. El problema es que hay algunos imanes o desaprensivos que intentan confundir a la población diciendo que esta costumbre forma parte del islam. Y en absoluto.

Las mujeres musulmanas actuales, ¿están trabajando por cambiar esa situación de desigualdad que sufren?

Algunas sí lo hacen, no todas. Algunas sí están luchando, con mucho conocimiento y mucha eficacia, contra la discriminación de las mujeres. Hay que aclarar que hubo feministas antes en Egipto y en el mundo islámico que en España. Y aun así, nosotros nos creemos los reyes del mambo. En segundo lugar, hay que decir que, de hecho, las primeras feministas del islam nacieron en harenes, cosa que parece contradictoria, pero allí había cultura y educación. Eso sí, si algo es cierto es que llevan un retraso cronológico, es decir, ahora mismo las mujeres musulmanas están como cuando yo tenía 20 años, que no son los mismos que los de una persona de 20 años actual. Como profesora de universidad tengo que reconocer que me cuesta hacerles entender a mis alumnos actuales esta situación, porque nos falta memoria histórica para recordar lo que vivimos nosotros antes de llegar adonde estamos. Ya se sabe que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que en el propio. Por ejemplo, las mujeres en España pueden casarse a partir de los 14 años. No digo que las mujeres se casen a esa edad, pero la ley de este país aparentemente progresista dice que podrían hacerlo si quisieran. Sin embargo, en países como Marruecos, Jordania, Egipto, y otros lugares islámicos, la edad mínima son los 18. Y decimos que se casan obligadas cuando tienen 15 ó 16, y sin embargo, no vemos que aquí podrían hacerlo legítimamente a los 14. En fin, que sí que se mueven pero van despacio. El problema que existe es que hay un lado radical islámico, que tiene mucho dinero y al que yo llamo petroislam, que es el que se encarga de educar imanes, editar libros, o pagar becas, y que tergiversan los documentos e incluso las traducciones del Corán. Sin embargo, el islam progresista no posee medios para hacerse conocer, a pesar de que es un movimiento numeroso y que cada vez tiene más adeptos.

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